Sé imperfecta, Equivócate
Equivócate, tropieza, que la vida es un ensayo,
cada error es un paso, no un callejón sin salida.
Si te caes, no te escondas: levántate con coraje,
que en las grietas de la herida nace fuerza de verdad.
Confía como el rocío que al amanecer se entrega,
sin temor a que el sol borre su fugaz claridad.
Aprende del que te escucha, del que lleva cicatrices,
pues en cada historia ajena hallarás tu libertad.
Crece como el árbol firme que se mece con el viento,
no en la altura de sus ramas, sino en raíces profundas.
Cada lucha es un abrazo que te acerca a tu esencia,
y en el barro de tus duelos florecerás con más fuerza.
Cree aunque el espejo mienta, aunque el miedo grite “basta”,
y en las noches sin respuestas, abraces la incertidumbre.
Eres sueño y tempestad, eres mapa y laberinto,
y en tu pecho late un fuego que no entiende de barreras.
Cae, rueda, desespereza, que el dolor no es enemigo,
sino maestro que enseña a pararse con orgullo.
Si te pierdes en el camino, sigue el eco de tu risa,
las huellas que deja el alma nunca mienten ni se olvidan.
Ama sin clavar cadenas, ama como el mar respira:
libre, vasto, sin fronteras, sin pedir nada a cambio.
Que tu amor no sea jaula, sino cielo compartido,
y al querer, recuerda siempre que primero estás tú misma.
El miedo es sombra cobarde que se esconde tras excusas,
pero tú, con pies de arena, pisarás sus mentiras.
Valiente no es quien no teme, sino quien, aun con espanto,
sigue andando hacia el abismo con los ojos bien abiertos.
Vive sin contar los días, vive como el río fluye:
bebe instantes, no almacenes recuerdos como trofeos.
El éxito es una nube que se lleva el viento urgente,
pero el brillo de tu entrega queda escrito en los afectos.
Sé torpe, sé desaliñada, sé caótica y sincera,
que en lo imperfecto hay belleza, hay camino, hay rebeldía.
No persigas ser espejo de lo que el mundo reclama:
tu canción es única... ¡Cántala con alma y con vida!
Sé imperfecta.
Sé tempestad.
Sé semilla.
Sé tú misma.
—Luís Barreda/LAB