Rosa En El Invierno
Invierno llega con su manto blanco,
los árboles sin hojas, el viento helado,
pero en mi pecho late un sueño franco:
una rosa que aguarda en el sendero.
¿Por qué apareces cuando el mundo calla?
¿Por qué tu aroma en días sin color?
La nieve cubre cada vieja valla,
mas tú floreces con tenaz vigor.
No viniste en abril, con los almendros,
ni cuando el río canta su canción.
Prefieres el silencio de diciembre,
el frío que resguarda el corazón.
Tu tallo aguanta escarcha y ventisca,
tus pétalos son luz en la penumbra.
No eres la flor que abril desgrana, eres luz que el invierno no empaña.
Si en primavera hubieras aparecido,
las golondrinas envidiarían tu brillar.
Pero escogiste el tiempo más frío
para enseñarme cómo amar sin dudar.
Aprieto tu corola entre mis manos,
guardo tu esencia entre versos que escribo.
Eres rayo de sol entre los años,
refugio cálido en el aire esquivo.
No importa que la tierra esté dormida,
que el bosque guarde su canción perdida.
Tu belleza, con cicatrices nobles,
da fuerza a mi esperanza cada noche.
Los sueños que sembré bajo la escarcha
ahora brotan en tu resistencia.
Rosa de invierno, nadie te desprecia:
tu fragilidad es pura esencia.
Cuando el mundo se envuelva en nieve eterna,
y el alma sienta que no hay mañana,
recordaré tu lección siempre cierta:
la luz nace en la oscuridad más honda.
Invierno, ya no temo tu llegada,
pues en tus brazos hallo mi morada.
Rosa que aguardas bajo el temporal,
tu amor es verso que jamás se apaga.
—Luis Barreda/LAB