Las manos de mi pueblo
(Manus populi, manus Dei)
Las manos de mi pueblo están muy limpias,
huelen a pintura a pescado y camanchaca;
huelen a cebolla, piñón o parafina,
a pan amasado, a sol y mermelada.
Las manos de mi gente toman una sandía
y huelen a huerto cuando la regalan,
expiden fragancia de naranja o lila
aroma a cedrón, a limón o a lavanda.
Huelen a greda, a bosque y a llovizna,
a cuero curtido, a canela o a malva,
a humo, albahaca, a papitas cocidas,
a mar, a carbón, a humitas y nalca.
Tienen olorcito a pebre o a cobre
y en la fiesta patria a vino, a empanada;
huelen a curanto, a lomito a lo pobre
a nieve, a hinojo y a tierra mojada.
Las manos de mi pueblo son una caricia,
huelen a vellón, incluso a vinagre,
trabajan la tierra, el telar y las viñas,
se tiñen con todo, mas nunca con sangre…