Caricamento in corso...

LOS REFLEJOS

Dejar el poema latiendo
y que la semilla de palabras
encienda la fogata. Observar
antes de escribir, observar
también después.
Y ser espejo. Y que las lentes
retomen cada ruta.
 
Una vaga sensación que empieza
lleva como si fuera un alambre
la memoria. O como soluble palimpsesto
que deja discurriendo los trazados.
 
Se construye lentamente, se teje despacio.
Generar una corriente
mientras ese cielo gris avanza y es hermoso.
Hay una contingencia de por medio,
muchos ecos, muchos latidos
                           y la argucia para ver
los objetos como en un caleidoscopio o en una
gráfica y su gastado campo de visión.
Es la identidad de lo que observas,
y deja un mayor poso cuando el conocimiento
es largo y nítido, y produce sed de más
o rescoldo, lo que surte como
matriz, su profana intempestiva lluvia.
 
Ves la ciudad, y sus capas de tormenta.
Ves un cuadro, sus hilos de pincel
hacia la nada. Descifrando el aire
el vencejo pasa por los arcos y
los arcos son más triunfo, mas su tiempo
en otra clave ya no sirve. El tren
al pasar deja su espectro en el paisaje
como un ángel que busca su destino
y no lo encuentra.
El abecedario de las nubes y el diafragma
de toda su verdad remota.
El agua del mar es un modo de hacer
la geometría de la muerte.
Los círculos líquidos
son parte de la piel; del fondo es la nocturna luna
como del ojo al hueso y
del verbo puro a la hecatombe.
 
Todo es un manto
que sirve de frontera. Su punto débil
es el movimiento, la belleza de la velocidad.
 
Lo vemos en los ciclos capitales.
Lo vemos cuando recordamos
una canción o un poema
que empieza a no existir,
que empieza a irse,
que estalla de otro modo.
 
Lo oímos en la planicie
que irradia su bondad secreta.
Todo se disfraza
en el azar, y no escribe
por encima de la luz que nombra, sino que
confiere silencio a los contornos,
los ordena
como un sistema de reflejos blancos.
 
 
(17/06/2023)

Altre opere di Luis Llorente ...



Top