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Desequilibrio tuyo.

Ya decía sabina, que las malas compañías, eran las mejores…
He de aprender a olvidar…
¿olvidar?... el olvido me parece tan largo,
que perdí  ya la noción del camino…
¿Olvido?... me engañaba caminando hacia el,
si primero debía convencerme enteramente.
Si es verdad, que el olvido no solo borraría tus huellas,
también conseguiría consumir las mías.
 
Esa costumbre suya, de irse antes de llegar…
De tenerme y aguardar,
hasta que la soledad lo envuelva, de nuevo.
 
Esa costumbre mía, de estar, de seguir, que seguiré…
Tanto tiempo como le sea necesario.
 
Pero no supe decir –te necesito–,
y esa tormenta eterna apagó mi corazón…
Tampoco supe decir –mantente lejos–,
Y el sol se posó tan alto, que quemó mi alma entera…
 
En tardes como hoy, jueves, para ser exacta…
En la que sentí el sanar tan cerca.
En noches como hoy, de luna llena…
En la que siento anhelar tu sonrisa plena.
 
Esas revoluciones eternas,
que se juegan día con día.
Guerras, enredos; entre mi mente,
entre el corazón, o lo que quedó de el…
Porque el otro pedazo yace en tu bolsillo.
 
Esas ganas de trepar a tu ventana…
 
Los cráteres en mi pecho, que llenas de miel..
Que creaste de hiel…
 
Mantente atrás, mantente lejos,
que he de caer en tu abismo, no de nuevo.
 
Mantente aquí, mantente cerca,
que he de probarme, nuevamente…
 
Ciertamente me llovió la esperanza…
El viento susurró a mi oído lo que quería escuchar;
que me quieres, fue lo que dijo…
Y aquí me he quedado, a esperar por tu andar.
Para poder regresar...
No solo contigo, con la parte mía que te llevaste
aquel otro jueves, que me dejaste.
 
 
Mi desequilibrio tuyo,
que te quiero, que por más que quiero,
no te he de olvidar, mucho menos odiar...

(2014)

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