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Elogio de Tao Fang

¡Oh, Tao Fang, ya hoy tú no ves!
¡Oh, Tao Fang, tú hoy ya no oyes!
¡Oh, Tao Fang, y hoy tú no hablas!
¡Oh, Tao Fang, eres culpable
tu gran pecado fue morirte!
Tigre feroz ayer, terror de muchedumbres;
el veneno mortal entre la zarpa espesa.
¿Quién con humano amor te miraba a los ojos?
Pero, ah, tú hoy ya no alientas:
tu gran pecado fue morirte!
Tú desde el trono,
al pie del trono,
en el trono reinando con puñal y mentira,
¿qué arcos de gloria
hoy no te hubieran levantado los hombres?
Todos los himnos,
todo el sol de la tierra,
las palabras de flores,
montañas de sapiencia
para ansalzar tu nombre...
¡Tú no puedes ya oírme, oh Tao Fang!
¡Tú única culpa fue morirte!
¡Oh, Tao Fang, guía de pueblos!
¡Luz de los hombres!
En todo fuiste luminoso:
cuando engañando
asesinaste la justicia
y encadenaste libertades;
en todo fuiste luminoso.
27¿Qué arcos de amor entonces
no te alzaban los hombres?
Pero, ¡Oh Tao Fang, hoy tú no ves!
¡Oh, Tao Fang, tú hoy ya no oyes!
¡Oh, Tao Fang, ya hoy tú no reinas!
¡Oh, Tao Fang, tu gran pecado fue morirte!
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