Deleitante perturbación mental
12:00 am.
Tú.
La noche.
Yo.
Tal vez, enamorada. O loca.
Quizá más lo primero que lo segundo o viceversa.
Tú.
El sinsentido que da razón a la paranoia de cualquier loco.
La perturbación mental que pone a delirar.
La esquizofrenia que altera cualquier percepción de realidad, de tiempo.
Tú, la cordura necesaria para sentirse loco.
La representación materializada de locura
que se esconde bajo tus labios y entre tu lengua.
Que moja con la misma intensidad con que quema hasta hacerme arder.
Tú, que rozas mi piel con tus escamas que razgan la profundidad del alma.
Que rompen las cuerdas que atan, que encajan, que desangran.
Tú, que bailas con mi respiración y te surmejes entre el placer
que derrama sudor sobre dos cuerpos que se agitan con desesperación.
Que se rasguñan sin dolor y se miran con furor.
Tú.
La perturbación de mi c-alma.
La esquizofrenia que se deleita con la inecesaria realidad.
La absurda pero deseable pasión que se funde entre las 12:00 am y tu ausencia.
O tal vez, tu presencia que ya me vuelve loca.
Quizá, como de costumbre, más lo primero que lo segundo, o viceversa.
Preferido o celebrado por...
