Haiku 47
11/10/2018
#Haiku
Entre las ramas, rosas blancas al viento. Luego, ¡el cielo!
Bajo la luna, las gotas de rocío, ¿turban mi sueño?
La cigüeña se aferra a su alto nido y mira airosa. Son sus potentes alas amparo de su prole.
Marqué en la arena los instantes vividos con añoranza. Y fue el viento travieso quien guardó mis memorias.
En su alma simple, cuanta veracidad encierra un Haiku.
Para mí, “el paraíso” puede ser, simplemente, apoyar la cabeza
Septiembre, octubre, miles de hojas nos cubren. ¡LLegó el otoño!
¡Linda es la vida! En un mundo de penas, siempre habrà flores.
¡Qué solitarias emergen las espigas de entre las ramas! Entre nubes, sus largos tallos al sol invocan.
Siento tu risa como ese eco distante que se aleja en la frialdad de cada invierno. Y tu voz...
Vuela como las golondrinas, vístete de mariposa, envuélvete en la brisa y ven a mí. Déjame ver tu
¡Pobre Arlequín! lloran tus ojos… aunque en tu rostro exista la sonr… sólo es tuyo el lamento de la bris… que con amor y gran ternura vistes… ¡Tú, mi Arlequín! que escasamente…
¡En el silencio! siento el cálido arrullo de las palomas.
Amo a la brisa, quiero abrazarla siempre. Mis brazos sufren en el intento y caen desolados, vacíos...
¡Pasan los días! Lentos, implacables con esa letanía que se convierte