Infeliz
©VEC 2014
A la mujer de morales distraídos
que cruzó empecinada mi camino;
esa misma que irrumpió y... ¡Sabe!
degeneró mis años inexpertos
con su lengua de amores abundantes
y que a placer hace creer,
la que se ha servido aquí
a su fin calculador en mis impulsos
y halló recinto a amistades de su piel vendida,
húmeda de diestro perfume,
hábil y experta sonrisa;
cuerpo decadente con piel que envicia,
desértico vientre, pérfida súcuba,
moribundo jardín sin oasis, ni semilla
de su maldito linaje; repugnante en la mentira
al ahogar en falsas mieles mi anhelo predilecto
deshecho en sus ácidas fuentes sin amnistía;
una lástima de encanto, una flor que envenena,
un ángel que del cielo no pudo haber caído,
frívola musa, inerte deseo,
suerte de muerte; ligera, de prisa
¡Pobre, pequeña; perdida!...
...Infeliz pretendiendo no serlo.
