POESÍA JAPONESA
A cuerpo abierto resplandecía, la espuma del mar la lamía. En el ocaso esplendoroso sus ojos se ensombrecían
Cayó el aguacero sobre mí, la lluvia besó mi cara, y pensé en un refrán de mi abuela: cuando los sapos saltan, anuncian… y, aquel sapo había saltado
Hay una lasitud en la atmósfera, un vivir sin preocupaciones el presente que dan ganas de quedarse para siempre aquí, en estas playas de Granada, acunada por unas indolentes y placenter...
Me dijiste que eternamente estarías por mí, ahora sé que mentías como siempre, y no te quiero perdonar.
El fuego lamía mi cuerpo, surgía desde el mismo infierno. Mis labios escalaron
Conmigo, no te equivoques, no creas que me tienes en la palma de la mano. Que tu mano no me sirve ni para acariciar mi boca
Quiero que sepa el mundo entero que ya no te quiero, que por logré decirte adiós. Solo deseo no verte jamás, que esa mirada ya no sea para mí.
La vida que se transforma, se deforma entre calles empedradas con el dolor ajeno. Noches que se estrujan hasta la madrugada,
Quisiera hablarte como hablo al cielo a los mil luceros brillando como cristales que les digo:
Mira la luna como contempla la ciudad dormida mira como quita la pena; esa que a veces nos atrapa.
Entre mis piernas cae la lluvia calándome siento mi sangre palpitar, gotas de agua resbalan por mi boca.
Que te siento en el hueco de mi clavícula y muero. Que mi mano hace una constelación con tu ombligo de centro.
Qué hago mirando el amor si este se fue. Miro por la ventana gente que con indiferencia pasea por la calle
Un río de calor líquido bajaba ent… él exploraba cada centímetro de su… en las sábanas albas dos cuerpos s… se entrelazaban. Devorándose a besos los amantes
Un suspiro da entrada a los azules y allí estás tú, profanando el abi… de los seres del mar, entre sensaciones de gozo. Entre el oleaje embestidas