Caricamento in corso...

De tu existencia mi presencia

Por Jorge Cervantes

Te pido que salgas de mi cabeza, o ¿será más bien que yo salga de la tuya?
No pienso con claridad desde el momento en que me encerraron, no solo en mi habitación, sino en mis pensamientos.
¡Que vas a saber tú de como me siento, y de cómo me sentiré!
para nada sabes sobre como me sentí en el instante que inferí que no existía.
Existir es ser percibido, si no me percibes, si no te menciono, si no me ves, sino me hago notar en los lugares donde sé que concurres cuando te haces la interesada por lo que pasa en el mundo,
porque sí, eres ciudadana del mundo; simplemente no existo para ti y puede que nunca lo haya hecho.

En la bonita noche que me recibe, a mí quien no existe para su amada,
o al menos, a la quién siempre creyó que era su amada; empecé a dudar de todo, de nuestra existencia, de mi piel, de tu piel
de la silla que sostiene el peso de mi no-existente cuerpo,
ansioso y temeroso escribiendo poesía principiante
dudé incluso de nuestras miradas, de nuestros no intencionados roces, me he convencido que hasta cada una de las palabras que pronunciabas mientras reías, cuando no podías más y gritabas, en esas ocasiones donde te escuchaba murmurar, no han sido sino conjeturas de mi mente.

Yo no existo para ti, desearía que tú no existieras para mí,
Más luego nos sería capaz de cometer tan sutil sacrificio.
Temo que, al seguir escribiendo por ti, más no para ti, provoque deshumanizarte.

Me olvide de como te veías, de tu silueta, de la apariencia de tu rostro, que sé que bello. Intenté recordar la voz la cual solía asociar a tu ser y fracasé.
Probé mover mis labios para ver si aún eran capaces de mencionar tu nombre y no pude. Pretendí recrear todos aquellos escenarios que me hubiera gustado vivir contigo, una salida al campo bebiendo de ese vino que tanto te gusta hasta dejar la botella vacía sobre el verde y húmedo pasto, sin embargo, sólo me hice daño y alimente mi sufrimiento. Tomé un descanso de ti hasta que, estando ebrio en la mesa del comedor de la casa de David, mi amigo, recordé tu existencia.
Pretendí nuevamente olvidarte, conversé con mi memoria hasta en los últimos segundos del día sobre que tú nunca exististe.

Todas las cosas que asociaba a tu persona no eran más que delirios míos, nunca hubo nada, ni una amada, ni un relato de dos jóvenes enamorados que se expresaban su querer a través del silencio;
Sólo existía una preciosa chica siendo deshumanizada por un torpe muchacho, estando seguro que al haberte conocido tal y como eras,
mi poesía sería otra.
Acepte que todo fue un mal sueño, de esos que te hacen despertar en la madrugada con litros de adrenalina recorriendo por los brazos, piernas y el pecho. Y ¿si acepto que todo fue un mal sueño? Eso sería negarte
Y ¿si nunca fuiste realmente real?  Eso seria olvidarte.
El olvido me hará libre, aunque únicamente de ti.
Mi siguiente musa de mis siguientes poemas será real, tan real que ese día sabré que nunca exististe, pero al menos deduje que me percibías.

Piaciuto o affrontato da...
Altre opere di Jorge A. Cervantes U....



Top