Enemigo natural
A los instantes y contra las horas.
Maldigo al tiempo que huye en tu presencia,
que acelera el caminar del reloj,
que me enrostra la palabra “adiós”,
que me acorta la extraviada existencia.
Harto debe de burlarse de mí
cuando dilata horas de soledad,
cuando fracciona horas junto a ti,
diseca minutos de vastedad,
autor de extinción masiva de sí
mismo y de todas sus bárbaras métricas,
trenzadas en largas serpientes tétricas,
todo con tal de alejarme de ti.
¿o es que acaso estoy loco y no puedo ver
que a tu lado el mundo es tan, tan perfecto
que no hay aquí espacio para este tiempo
ni tiempo que circule en este espacio?
No cabe la eternidad de un instante
que se siente como un meloso alargue
de la sucesión de vítores, cantos,
aleluyas y, de alegrías, quebrantos.
Felicidad que da noticia a Cronos
y este, celoso, te aleja de mí.
Martirio de largas horas sin ti,
tortura de que sólo juntos somos.
¿Cómo alargo el sacro tiempo a tu lado?
¿Cómo acorto negros segundos náufragos?
¿Cómo eternizar un instante eterno?
¿Cómo vencer al enemigo tiempo?
Hincado ruego al cielo, desolado,
para decirle que a mí me basta con
vivir, no en el tiempo, sino en el EVO
para ser verdaderamente eternos.
