A Juana, con amor siempre renovado.
Catorce de febrero
de mil novecientos setenta y seis.
Hace ya muchos años
(la mayor parte de esta hermosa vida)
decidimos mostrar a los demás
la fuerza de un amor que quiso ser eterno,
desde el impulso juvenil
que todo lo transforma.
Ha transcurrido el tiempo
y la navegación de la existencia
nos ha traído a la postrera playa
junto a los pocos pecios que dejan los naufragios.
Lo esencial permanece: la fuerza del amor
capaz de dar la vida,
de prolongar el eco por siglos, siglos, siglos;
que quiere eternizarse
a través de los cuerpos que encarnan la existencia
que no acaba en nosotros.
Por eso celebramos el amor y la vida
más allá de los tópicos, de los ritos vacíos
que algunos nos imponen
cada catorce de febrero.
Mientras otros consumen, el amor nos consuma.
Manuel Ángel Vázquez Medel
14/02/2021