Mientras exista el tiempo
por Manuel Ángel Vázquez Medel
Homenaje a Rafael Guillén
Todo lo bello es triste mientras exista el tiempo
Rafael Guillén, “Ser un instante”, en Límites. Los alrededores del tiempo
Buscador incesante, en música y palabras,
de las huellas que el tiempo deja en nuestro camino:
los misteriosos signos en el polvo,
los trazos de materia
en los que vibra un Universo entero.
Pánta Rei: todo fluye y nada permanece.
Mientras vamos fluyendo lo eterno se desliza en el instante
y su fulguración da sentido a la vida.
Pude ver Edimburgo a través de tus ojos,
y pude ser feliz: gozar la dicha
del momento infinito. Sus fuegos de artificio
dibujando en la noche polícromas estrellas.
No fue capaz la espada de impedir el Edén
de una felicidad tan bella como triste
mecida por el tiempo.
El tiempo es todo y lo demás no es nada.
Seres de tiempo y luz, vivimos un instante
entre la oscuridad de que venimos
y esa mayor oscuridad a la que vamos,
noche que no sabemos si termina
en un amanecer más luminoso.
Porque saber exige que aún estemos vivos,
y aunque pasamos, algo nos queda cuando pasa:
esa conciencia plena de nuestro propio tránsito,
que está fuera del tiempo y que tal vez sea nada
aunque nada sabemos de la nada
aunque nada sabemos de eso que llaman “todo”.
Mientras exista el tiempo late en ti la materia.
Late en ti la energía
gestada desde miles de millones de años.
Eres ese latido, pequeño corazón
dentro del corazón de un Universo inmenso
que resuena, contigo, en tu palabra.
Gracias te las doy siempre, amigo Rafael,
porque tu voz se eleva sobre la incertidumbre,
pone su vivo acento para sobrellevar la soledad,
cobija y da calor
en las terribles edades del frío,
nos permite palpar
el otro lado de la niebla.
Manuel Ángel Vázquez Medel
