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Momentos quebrados.

Hay momentos en que desearía ser Pessoa,
inventarme en la vida de cientos de hombres anodinos.
Esas vidas rutinarias pregonando la calle:
risas, insultos, tumultos de penas y alguna cabeza gacha.
Pequeños triunfos entre el fracaso de un fin de jornada;
Vidas que nadan en las pequeñas cosas,
esos verdaderos surcos dónde anidan los momentos.
.
Anhelo la breve dulcedad del tiempo;
esa que parasita al hombre:
plasmar en mis poemas el segundo que naciendo muere,
la mosca que pasa,
la sombra que se capta de reojo,
o el quitarse unos viejos calcetines.
Por momentos me aburro del amor,
por momentos me hastía la muerte,
por momentos me canso de ser tan yo...
y quisiera escribir sobre el hombre que se va durmiendo en el metro,
sobre el ama de casa que día tras día limpia las mismas habitaciones,
sobre los jóvenes que cada sábado no dejan de beber sino para entrar a los servicios a hacer el amor;
incluso ese triste ejecutivo que tanto trabaja –pues así se olvida de que trabaja.
Dejar la pluma y la lira, coger el ladrillo y la maza.
Poder hablar de la vida, así sin más:
aburrida, monótona, cenicienta...
¡vida!.
 
A veces odio saber leer y escribir.
Quisiera ser analfabeto con sábados,
masa ciega de hombres dirigida por un único sentido.
Dejar mi oficio de notario
y zambullirme en amores que me ensucien
como diez siglos de noches con papel y pluma.
En fin, por momentos me canso.
Me canso de ser yo.
Y esos son mis únicos momentos.

Otras obras de Pablo Melia De Gracia...



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