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Moonagedaydream

Curiosamente la vida me ha dado la fuerza para enfrentarme a la muerte.

Ahora escribiría para mi.
Tomé la decisión de comenzar a escribir aqui todo aquello en lo que pienso, una especie de diario solo sobre aquello que por alguna razón me haya resultado singular, apenas eso, sin plantearme demasiado ninguna expectativa. Me es  indiferente si llega a resultar  interesante para otros o no, cuando menos ahora lo es  para mí, profundamente y  eso es todo lo que  me importa.

Hoy por ejemplo fui a ver la película reciente de David Bowie, Moonage Daydream y aunque sentía ya cierta fascinación por este personaje o más bien  el abanico de personajes que es, jamás me imaginé el complejo y oscuro universo que habría dentro.
He de decir que por diversas ocasiones me exaltó aquello que veía delante de mis ojos, ese destello espacial de imágenes psicodélicas  que danzaban a veces llenas de color, a veces sombrías frente a mis ojos.
Pero mérito aún más grande fue el que está película me llevo más lejos, a un viaje universal y al mismo tiempo profundamente personal,
a través de un verdadero astronauta, un temerario explorador de las posibilidades de la vida, y sobre todo un incansable creador.
Ahora bien por momentos como ya he dicho me sentía sobrecogido por la extraña y poetica idea de que aquellas sombras que veía sobre la pantalla y que salían de ella para adentrarse en la sala, eran en realidad una proyección mía. Lo único y mejor que pude hacer, en medio de un viaje de marihuana inducido anteriormente hacía apenas 15 minutos, fue aceptar y abrirme a todo aquello que viniera a mi encuentro, aún por más desafiante y atemorizante que  resultará a mis creencias. Y fue eso lo que me dio una fuerza inquebrantable en la que mi cuerpo no cedió ni un centímetro al miedo de explorar aquel oscuro horizonte de lo desconocido, sino que en cambio permaneció en calma y de ojos y oídos abiertos. Al final de la película lo que resultó de ese viaje del hombre de la estrellas caído a la tierra,  hecho artista y estrella de rock de los 80's fue que encontré nacida precisamente de esta fuerza e imperturbabilidad, la quintaesencia de mi  propia naturaleza y comprendi gracias está  perspectiva absolutamente nueva y expandida el gran valor de mi visión personal/universal de la vida humana.
Fue esto durante la última cuarta parte de la película  después de aquella tenebrosa travesía  de exploración y  liberación de las sombras de la psique colectiva, David  Bowie  habiendo bebido hasta la sacidedad  de la la copa sin fondo del conocimiento llega al punto crucial en qué el cuerpo humano, efímero y condenado  da la lección más grande de todas: la muerte.

Quizás la gran mente del artista pueda soñar por siempre sin fin, pero es él vehículo mismo, el trono y cuerpo de ese pensamiento inagotable el único capaz de tomar los sueños y  construirlos, la única mano capaz de  tallarlos sobre la roca, y este cuerpo es el que tiene fin, tiene fecha y hora de caducidad.
La hora oscura nos llegará a todos, ¿Cuál es la respuesta del gran amante de la vida? ¿Del creador y explorador de sueños sin prejuicios?
¿Que será  ante el gran agujero negro que algún día devorara todo?

Su respuesta es la única posible: cómo hombre, destinado por nacer a morir, lo único que puede llenar el gran vacío de nuestra impermanencia es el invaluable y más grande   vínculo que puede existir entre un universo y otro, el amor humano. Solo la esperanza, la caridad, el sincero humanismo es lo que podran llenar el vacío dejado por  la arena del tiempo.
Y es este amigos míos es el mayor motor de mi misma vida, el único y verdadero sentido que he hallado en la búsqueda inducida por mi  temprana crisis de identidad a  mis veinte años

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