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El elefante se deja acariciar. El piojo no.
Lautréamont.

Chantaje. Mano cerrada.
Flor escupida punta a punta.
¿Oyes esa
Ruina que se
Alía con lo animal?. Soy yo mismo.
Es decir,
Vida que pronuncia
1 solo arrebato
Hacia la + baja calidad
De 27 soledades;
Apunto de cancelar
La última renuncia con todos
Sus rehenes ladeados/ congelados;
Pese a sus formidables proyecciones
De ansiana rústica acomodada en la vigilia,
No divagamos si se trata de comprar
Labios como espadas,
Manos como estatuas anonimas,
Ya que al azar no le interesa
Morir en cualquier simulacro;
Por más negra que sea
La tarántula en el techo
No es un espejo o una primavera.
Son fotomontajes, sí.
Son paisajes/lluvias del tamaño de pájaros;
Pero la otra vida,
                                        el mal-viaje,
                                                                      lo sórdido:
Áfilados dientes sin boca todavía
Acechan abriendo sus coyunturas
                 Del otro lado
Sobre una mesa de disección:
1 angel en ropa interior
1 mariposa en arrullo
& 1 flor resonante como el pecho de 1 hombre.
 
Así, excelencia,
Se brinda en nombre de una virtud,
Gozosa de esperar siempre lo mismo:
Una lata pateada sobre un fondo de noche
O exámenes de orina en año bisiesto;
Lo importante es beber
de esa agua acariciadora.
Imaginar, pensar que se tiembla,
Hasta no decir palabras,
Ofrecer, entonces,
Rituales caídos, medallas derribadas,
Lo que un afán insitiera en otro tiempo
Y otra tierra.
Ese algo volandero,
que va de lo + vago
A lo impreciso y sordo
Cómo 1 vidrio cortado tras 1 velo
O los ojos de un ciego soñando;
Es nuestra obligación
Venerar al veneno,
Ya te afirmabamos antes,
Ahora te nombramos: método;
Fuiste tú quién nos decapito
En cada una de nuestras edades
Desde entonces –elfo, prostituta, ministro –  la cuadraplejica ilusión es
Quién asiste al edén sin dar fábula
Ni amenza vuelta luego de espaldas.
Pero aún así no me basta la violencia.
Hemos de glorificar
la sombra enterrada.
Vencido ya, inoperante, castrado.
Arrojo estos reflejos venenosos
Hacia una confusion de perfumes.
Pero es imposible.
Ya no hay sueños equivalentes
Ni detonaciones a la altura del corazón
Alguien cortó la piedra del agua
Para que el mundo pudiera
incendiar la belleza.
 
Ha llegado La Estación de las Desapariciones.

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