Manos que buscan un lanzallamas en los bolsillos. Aguardar la muerte dentro de una tienda de ropa. Las sirenas. Las patrullas. Explosión de ventanas. Alrededor un charco de sangre. Tu madre asesinada. Como Godzilla. Pañuelos verdes teñidos de morado. Chundos vestidos de policías. Llevas el barrio en los hombros. No lo olvides. La Droga. Alianza de señuelos. La Droga. Simbología de grafitis.  La Droga. Los yakusas. Granadas tiradas en medio de la calle. Banderas caídas. Un revólver en la nuca. Una promesa. Ayer asesinaste a un traficante de marihuana. Tan solo 50 puñaladas. Era tu mejor amigo . La punta del iceberg. Autos voladores. Prostitutas en bicicleta. Peatones idénticos. El FBI y el Ejército están afuera de tu casa. Tú estas jugando Nintendo 64. Mundos sumergidos. Todos te quieren matar. La Droga.  Ahora todos los transeúntes están armados con escopetas. Dentro de una plaza comercial  un bombero y una anciana pelean con espadas samurái. Trincado. Amaneces en un hospital. Tu hermano muerto fuma un cigarrillo junto a ti. El desierto de las venturas. Los avistamientos en el cielo. Los negocios inconclusos. La Droga. Tu nivel de respeto ha llegado al máximo. Estruendo de disparos. Ambulancias autodestructivas. Crímenes al aire libre. Todos a los que asesinaste siguen existiendo. Mundos sumergidos. Hay una furgoneta estacionada afuera de tu casa. Desde hace una semana. O un año. Tú ni siquiera recuerdas dónde se encuentra la herida. El último alarido. El disparo final.  Huellas que son mapas. Mapas que son vecindarios. Esquinas que conducen siempre a la misma calle. Alguien que hace señales con las manos.