#haiku #poesía
La atracción de la luna siempre me pareció aterradoramente atractiva: como una buena mujer.
Quien no tiene memoria necesita cicatrices. Quien no tiene historia necesita tatuajes.
Hazlo aunque llueva, porque llueva o no llueva, no se hace solo.
Tu sonrisa es un soplo de aire fresco. Un pliegue de origami que desorienta.
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
No te preocupes, deja que la vida ocurra como ocurre la vida misma: orgánicamente.
La procesión va por dentro, no por teatro.
¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
Háblame de la fotogenia de la primavera de mis manos meciendo tus muslos y tus piernas
Cantar bajo la lluvia está sobrevalorado. Yo prefiero ser lluvia bailando en tu ventana: cantando en claqué
Las canas son sabiduría que se desborda.
Voy a lanzarme a ver si existo: sin perdón, sin excusas, sin permiso.
Caído una vez, levantado otra vez más: así es la vida.
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
Más vale poco si es honesto y genuino que mucho y falso.