Detrás de esta sudadera desgastada y deshilachada guardo este acariciado, áspero y moribundo mundo. Detrás de esta cara de charlatán
Don nadie que se ha quedado con casi nadie desde que tiene memoria sabe que no hacen falta
No sé a quién busco aquí, Padre: si lo estoy buscando a Él o me estoy buscando a mí.
Tus demonios internos se van a eternizar hasta que veas, que para vencerlos, los hay que abrazar.
Caído una vez, levantado otra vez más: así es la vida.
El mundo es infinitamente complejo… hay infinitos matices entre el bien y el mal, así como infinitos tonos entre el blanco y el negro.
La atracción de la luna siempre me pareció aterradoramente atractiva: como una buena mujer.
A veces, el fuego se enamora de todo lo que toca. En esas veces y solo en esas el destino, lejos de ser desatino, es justicia poética.
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
Vamos con prisa para llegar más rápido a ninguna parte.
El bus veinte va como si no quisiera llegar al final.
Hijo, he aquí un hallazgo que te recomiendo no pasar de larg… ni olvidar: los humanos son bien lentos en dar… mas raudos cual rayo en recibir.
La vida, qué ironía tan bella, termina siendo lo que pensamos de ella.
Querido, “hubos” hubo muchos pero no fueron tuyos. Pero “ahoras” sólo hay uno y te pertenece.