Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
Al final podré perecer petrificado por perder un pulso de miradas
Las canas son sabiduría que se desborda.
Todos los días sonrío, o es que no lo ves: unos días al derecho, otros al revés.
No te dejes engañar: las sonrisas de verdad pueden atravesar hasta las mascarillas más opacas.
¿Sin ganas de vivir? Vive sin ganas. Las ganas de vivir se ganan viviendo.
Mientras tanto, la gente intenta descubrir una forma de cubrir su carne desnuda que no se diluya
Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña
Qué cruel es la torre Eiffel: unos días me quiere, otros también, aunque no me lo dice.
La débil dedicatoria que le dedico… para hacerlos míos se está desdibujando entre ojeras desgastadas y lírica… y se está volviendo ilegible
Mi abuela solía decir: “Gato escaldado del agua fría escapa”. A mí me gusta añadir: “Humano escaldado
La procesión va por dentro, no por teatro.
Don nadie que se ha quedado con casi nadie desde que tiene memoria sabe que no hacen falta
Viaja ligero si quieres llegar lejos: la felicidad.
El burdo burdel de El Llano ya no ofrece masajes a cuatro manos.