#EscritoresEspañoles
Las primeras tienen su cosa, es cierto. Otra vez con el trago en la mano, uno se siente a gusto de sentirse tan mal, de tener ese cuerpo,
Acaba de cruzar frente a mi parabrisas. Es ella. La recuerdo
No solo eres guapo, fuerte y listo, sino que además de conciencia ni una pizca
Cosas de la edad, supongo: te da por mirar atrás,
Sale de la marquesina y mira hacia la izquierda; vuelve y reinicia su pequeño “claqueteo” nervioso. No aguanta más, se muere, necesita
Mi mujer y mi hija, estas paredes y estos libros, un puñado de amigos que me quieren —y a los que quiero de verdad—,
Llora cuanto quieras sobre mi hombro, desahógate, cuenta conmigo para lo que haga falta.
Cuídate mucho de los que sólo miran, de los que siempre están detrás, de esos a los que nunca
El futuro es vuestro, chavales, decían, como quien te dice que te ha tocado algo,
Alegra esa cara, hombre —dicen, dándote una palmadita en la espalda–, hay que ser más
Es inútil buscarlo. Cuando menos lo esperas, aparece en un bar. Y ya nada es igual en adelante. Un día tocas los dientes de la gloria,
Gente exhausta, con la vista clavada en el suelo,
Como el viento que encuentra una rendija y se cuela en la habitación y lo desordena todo libros
No hay nada gratis. Ni siquiera lo que es gratis es gratis de verd… Siempre te lo descuentan
A veces —cuando observa en los bares la sana desvergüenza de los jóvene… los rescoldos de una oscura pasión avivan su mir…