El Eco Del Alma
Sonrío bajo el sol que quema,
mientras el viento borra las huellas.
Aunque el camino rompa en grietas,
mis labios guardan una estrella.
No temo a las noches vacías,
pues en mi pecho nace el día.
Si el mundo gira sin armonía,
mi risa es música que guía.
Sueño con mares de cristal,
donde navega la libertad.
Invento mundos de bondad
y en ellos siembro mi verdad.
Las sombras huyen de mi almohada
cuando imagino una alborada.
Mis sueños son redes doradas
que atrapan risas olvidadas.
Lloro sin miedo a la tormenta,
las lágrimas son semillas tiernas.
Regando el suelo de mis heridas,
nace fuerza, brotan sonrisas.
Cada llanto es un río en calma
que limpia el polvo de mi alma.
No es debilidad, es renacer:
tras la tristeza, hay que crecer.
Amo con furia de volcán,
aunque el amor duela más.
Prefiero arder en su calor
que vivir sin ese latir.
Amar es dar sin contar el precio,
es abrazar hasta el sacrificio.
En cada adiós, en cada herida,
florece eterna la vida.
Sonrío, sueño, lloro, amo...
El corazón no pide más.
En cada ciclo, en cada espiral,
mi esencia brilla, luz inmortal.
—Luis Barreda/LAB