Amor Que Flore En Silencio
Eres como el viento que llega sin aviso,
como la raíz que se esconde en la tierra,
un eco de risas que nace imprevisto,
una luz que se enciende cuando la noche cierra.
No sé si eres lluvia que limpia las heridas
o el fuego que quema las dudas al pasar.
Solo sé que en mi pecho construyes guaridas,
y sin pedir permiso, te pones a habitar.
Quiero ser el mapa que guarde tus caminos,
el suelo que pises al cruzar el jardín,
ser el verso lento que borre los fríos,
y el café que espera cuando el mundo es gris.
No me importa el nombre que tenga este cariño,
si es destino o es sueño, si es paz o es temblor.
Prefiero tus manos labrando este cariño,
sembrando promesas que nacen en color.
Amor de mañanas con sabor a almohada,
de noches que escriben secretos en la piel,
de risas que rompen las sombras cansadas
y abrazos que juran quedarse a hacer miel.
No quiero un relámpago fugaz en la arena,
ni un barco que escape cuando suba la marea.
Busco una tormenta que crezca serena,
una casa en calma donde el tiempo navegue.
Si me das tu aurora, yo te doy mi invierno,
siempre habrá un sendero donde brote la flor.
Seremos dos nombres grabados en el tiempo,
un amor que vive... sin pedirle permiso al sol.
—Luis Barreda/LAB