Que Eliges: Un Ángel o Un Demonio
En cada mujer hay dos almas,
una de luz y otra de oscuridad.
Una teje sueños con sus palmas,
la otra siembra fuego y tempestad.
El ángel sonríe con dulzura,
su voz es brisa que acuna el mar.
Te ofrece un refugio de ternura,
si sabes como amarla y respetar.
El demonio aguarda en la sombra,
su mirada es rayo que ha de estallar.
Si hieres su orgullo, todo lo asombra,
y el cielo se vuelve huracán.
Depende de ti qué fuerza active,
de las palabras que elijas decir.
Si siembras verdad, el bien cultiva,
si mientes, la espina ha de surgir.
Trátala con pulso delicado,
como a jardín que florecerá.
Riega su suelo de tiempo y cuidado,
y el ángel en rosas brillará.
Mas si la descuidas, si juegas vano,
si rompes promesas con falsedad,
el demonio alza su mano,
y en llamas convierte tu realidad.
Ella es espejo de lo que le das:
si das amor, amor ha de brotar.
Si entregas sombras, no habrá más paz,
pues el eco sabe retornar.
No culpes su esencia, mira en tu pecho,
la llave la tienes, es tu actuar.
En su corazón has deshecho
o el cielo... o el infierno a habitar.
Así que elige con sabiduría,
que en sus ojos vive tu verdad.
La mujer no es niebla ni fantasía:
es el reflejo de tu sinceridad.
—Luis Barreda/LAB