Desde el cielo
Para ustedes, mi familia,
tejo versos en la luz.
Desde el cielo
les susurro: ¡Aquí estoy!
Dios me recibió en su aurora,
entre jardines de cristal.
No hay noches, ni despedidas,
solo abrazos de paz eternal.
No guarden luto en el pecho
si mi cuerpo no ven ya.
Soy la brisa en su ventana,
el arrullo que mecerá.
Cuando suban las montañas
y el camino les falte fe,
mis manos serán estrellas
que iluminen su vaivén.
Ayuden al que tropiece,
siembren amor al pasar.
Cada acto noble que hagan
será mi canción de hogar.
Y si extrañan mi risa,
miren el almendro en flor:
Vivo en cada ciclo eterno,
en el latir del amor.
Cuando llegue su hora sagrada
y crucen el mismo umbral,
seré yo quien les diga:
Bienvenidos... ¡Aquí es el final!
—Luis Barreda/LAB