Ecos del Alma
Te canto versos que el viento llevará,
palabras dulces que el tiempo borrará,
porque en mi pecho no cabe callar
este amor que como lluvia germinará.
Noches sin sueño, inviernos sin fin,
el corazón es un libro de añil
donde escribí tu nombre al pasar...
Hoy solo queda polvo y un torbellino.
Recuerdo el brillo de tu mirar sereno,
las promesas que ardían como trigo en verano.
Soñé un camino de luces y almohadas,
donde tus manos bordaban mi mañana.
Pero la vida es un mapa de grietas:
tus huellas fueron sombra en la arena.
Aprendí a amar lo que nunca se alcanza,
a abrazar fantasmas en la madrugada.
¿Cómo olvidar lo que el alma tejió?
Cada recuerdo es un hilo de voz.
Guardaré el eco de tu risa antigua
como se guarda el perfume en las grietas.
Adiós, viajera de piel de cristal,
mi horizonte se apaga tras el peñascal.
Seguiré amando lo que no se nombra:
la canción rota, las alas sin pompas.
Que el universo teje sus caminos
y a veces quiebra los sueños más finos.
Me quedaré plantando amapolas
donde una vez floreció tu historia.
—Luis Barreda/LAB