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La última carta a Laura

Amada Laura:

Te escribo esto debido a la imperiosa necesidad de poder expresarte lo que revolotea en mis adentros. Sin duda, nuestro encuentro del pasado 11 de junio ha sido demasiado triste, no puedo negar que he llorado cada día desde entonces, siento un dolor tremendo que me arruga el pecho y me embarga por completo. A pesar de eso, he tenido la oportunidad de pensar muchas cosas que me gustaría que supieras y dejarlas plasmadas para que no las olvidemos, a fin de cuentas, es muy probable que las siga sintiendo por mucho más tiempo.
Quiero decirte que tu ocurrencia en mi vida ha sido un evento sin precedentes, que me ha hecho vivir cosas por primera vez en 27 años. Primero, tengo que decir que me regalaste la historia de amor más bonita que he vivido, y en la que más me he sentido amado por alguien, de verdad te digo que tu forma de amar es increíble, me ha cambiado la vida y me ha ayudado a disfrutarla infinitamente más. Creo que con tu amor pude experimentar la sensación de llevar una vida que merece la pena ser vivida, con ternura, con cariño, con paciencia, complicidad y el consuelo de que alguien en este mundo me ama tan bonito. Nunca sentí tanta ternura en vida y felicidad que cuando tú me empezaste a amar a finales de mis 25 años.
Segundo, quiero que sepas que a ti es a la persona a quien más le he dedicado los textos que más me han gustado y me han hecho sentir satisfecho y orgulloso en toda mi vida. Además, siempre me invadió una felicidad enorme al poder leerte cada uno de ellos y saber que te había gustado, o que incluso habías releído recientemente. Esa colección de memorias convertidas en poemas son un regalo para ti desde la inagotable nostalgia de mi ser, siempre que quieras puedes revisitarlos para que te acuerdes lo inmensamente feliz que fui por tu paso en mi vida. Sin duda, te los volvería a escribir y con ellos muchos más, lamento no haber terminado los otros que aún siguen en mis notas, pero te aseguro que todos evocan sentimientos bellos por ti. Fuiste una fuente preciosa para esas ideas que me inspiraba tu existencia, a donde quiera que vayas estoy seguro que habrá más gente que note ese poder tuyo, es tu regalo para el mundo. Qué fortuna estar en el mismo mundo que tú.
Tercero, de todo esto que hemos vivido juntos me llevo muchísimos recuerdos felices y situaciones cotidianas que ya llevo dentro de mí, formando parte de este ser que soy. Para siempre te voy a recordar con el olor a toronja, mandarina, lavanda, cardamomo, café, hierbabuena, y entre otros que reflejan lo mucho que te vi disfrutar de vivir su olor; música como el rock de soda estéreo, la energía del ska, la paz del bossa nova, la ternura y melancolía de los boleros, mi nuevo género favorito gracias a ti, y de la música que sé que estarás escuchando en algún lugar mientras lees poesía, tomas café o hueles el aroma de las flores. En mi memoria siempre estarás en las pequeñas cosas que me enseñaste a apreciar: los atardeceres, el canto de los pájaros, el color y olor de las flores, las acuarelas del cielo cuando cae el día, los sabores del queso, las frutas y los vinos que compartimos alguna vez, así como los pequeños placeres que sigas compartiendo en tu cuenta de twitter. Ten por seguro que te seguiré leyendo, siempre seré fan de cómo describes el mundo, es muy bonito.
Cuarto, también quiero compartirte que me siento sumamente afortunado de haber podido conocerte durante estos años de nuestra juventud, le agradezco profundamente a la vida por haberme permitido estar lo suficientemente cerca de ti para descubrir el hermoso huracán que sopla en tu interior, pude ser testigo de tu fenómeno por esta vida y quedé maravillado por todo el alcance de esos aires amorosos que hacen llover flores para la gente que está cerca de ti, sin duda admiro mucho la persona que eres y que me has dejado conocer en este tiempo. Eres increíble, amorosa, cariñosa, tierna, fuerte, contundente, inteligente, sensual, hermosa. Eres una de las mejores personas que he conocido en esta corta vida, y una de las personas por las que fue un placer enamorarme y vivir este amor como lo construimos. De ti me llevo muchas cosas que siento que solo pude ponerme en contacto porque las vi a través de ti, me llenas de una esperanza que me hace creer que lo bonito del mundo es más simple de lo que creo.
Por último quisiera decirte que la forma en la que dejaste huella en mí ha iniciado una revolución. Gracias a la esperanza que me inspiras y tu vívida imagen presente, he podido llegar a la conclusión de que en esta vida la única forma de curarnos la falta y el dolor de existir es mediante la ternura y el amor. Tú me hiciste sentir ambos a tal punto que aprendí que es la única forma en la que podemos salvarnos. Durante este tiempo sentí por primera vez que me curaste del naufragio, incluso llegué a sentirme alguien sumamente especial cuando estuve entre tus brazos recibiendo tus caricias antes de dormir. Es un regalo que me llevo para siempre hasta el día de mi muerte, que ten por seguro que estarás en mi cabeza cuando suceda. Por otro lado, quiero que recuerdes que genuinamente no creo que hayas hecho algo malo, como mucha gente juzga alguna de tus acciones. Tú y yo jugamos con las reglas que solo nosotros acordamos para estar en esta familia, lo malo hubiera sido que hayas ido en contra de lo que tu corazón, tu deseo y tu persona querían para ti. Yo agradezco de todo corazón que no hayas cambiado por mí, siempre vi nuestro amor como un ejercicio de contemplación, por lo que nunca quise hacerte diferente. Sonríe y siéntete orgullosa de lo fuerte y congruente que eres con tus ideas y la forma que has decidido justa para vivir tu vida, te admiro mucho por eso.
Sobre todas las cosas quiero que seas feliz de la forma que tú encuentres mejor. Ese siempre fue mi deseo. Siempre voy a estar agradecido contigo por todo lo bonito que trajiste a mi vida, ten por seguro que como acto diario de honores hacia ti tomaré café, oleré flores, miraré al cielo, haré el intento por convivir con los insectos y escucharé la música que tanto me recuerda a ti, diosa de manos frías. Que tus pies inquietos te lleven a más sitios donde ames la vida.
De mi parte aquí estaré para ti en lo que pueda serte de ayuda, con todo el gusto del mundo. Seguiré siendo fan de tu huracán a lo lejos y tendrás en mí un lugar seguro al cual volver si lo necesitas.
Te amé, te amo y te amaré. Sería capaz de soportar de nuevo el dolor de la existencia por hacerlo una y otra vez, tal y como lo vivimos en estos 892 días.

                     —Mauro, un hombre que te amó en la época de las jacarandas

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