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Noviembre 2023 (1)– Al borde del barranco de mi herida

Hoy pienso que mi fuente de ternura está defectuosa. Siento que no podré experimentarla nunca más, que la soledad es un castigo para mí. No lo entiendo realmente. Tu ausencia de mi vida ha sido una tragedia que llegó a heridas distantes  que había ignorado este tiempo. Hoy estoy convencido de que eso que sentía angustiante con imaginarte estando con otras personas era insuficiencia. Insuficiente de no ser lo que decías que fui para ti. Insuficiente de no ser fuerte para verte partir sin temor. Insuficiente de al final no querer conformarme con las migajas de tiempo que me dabas.

He llorado mucho intentando aceptar que nuestra historia nació condenada a la ruina por nuestra negociación impar. Estuve dispuesto a aceptar una vez más una posición desfavorable con tal de estar contigo. Y yo te hubiera dado mi vida entera si me lo hubieras pedido. Lo que una vez me hizo feliz contigo, hoy es la razón de sentir más honda mi herida primordial. Me da gusto que seas feliz y que no te pase por la cabeza venirme a buscar; que no tengas como yo esta fantasía de tragedia continua, que no fuera yo tu máximo para que te lamentaras tanto esta situación. Yo contigo me sentí en el momento más álgido de mi vida. Hoy siento que moriré –solo–, como penitencia a crímenes (no) cometidos. La soledad es un castigo si no la deseo. Deseo que me duelas menos, que no seas motivo aún de llantos nocturnos y aullidos a la luna llena. Aunque no quiera, soy un desertor y un náufrago que sueña con la llegada del invierno, aunque me muera de frío.

Mis heridas son hondas, cual barrancos. Si las miras lo suficiente te invitan a lanzarte.

Quizá al final yo no merecía haber tenido esa relación contigo, quizá tú tampoco conmigo.

Hoy siento que murió una parte mía, una esperanza. –El amor no basta–. A ti te regalé mi versión más refinada, construida y sana. Lamentablemente no fue suficiente para que decidieras quedarte. Me da una tristeza tremenda saberlo y aceptarlo. Ese ruiseñor moribundo terminó por perecer. Lamento que no haya sido suficiente, lamento que no hayas podido sentirlo en su expresión máxima. Lamento que mi amor no bastara.  Al menos intenté que así fuera.

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