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Bandera blanca

"Quiere tu admiración pero no quiere pagar el costo que implica asumir la responsabilidad de pensar en lo que sientes" Michel Rostran (Mi terapeuta)
Y si ya nadie va a salvarse
Y hay que rendirse mucho antes a perder
Y si ya nadie va a salvarse
Y hay que rendirse mucho antes a perder - Silvana Estrada

Es de valientes lo que estoy haciendo.
tan acostumbrado a una vida de insistir, resistir, seguir, soportar, aguantar y correr a cuidar como nadie lo hizo conmigo (con razón era tan familiar). Pero desenredé los nudos de fantasmas que llevaba en mi cabeza. Decidí marcharme a tiempo como cantara Silvana Estrada “si ya nadie va a salvarse y hay que rendirse mucho antes a perder”.

Mucho fingió no entender, no creer, no tener que hacerse responsable.
lo descubrí todo cuando me vi allí aplaudiendo fuertemente y a la izquierda ya alguien lo hacía también. ¡Qué ironía! Jugabas chapitas, eso era exactamente lo que hacías, no sé si desde el escenario se lograba ver tanto juego de biopoder o ni siquiera lo notaste, porque era una escena perversa.

Más creo que ya lo sabía jugar.
acostumbrado desde hace 11 años a recibir el furor de la audiencia socializa la psique a esa tendencia narcisista de siempre ser el centro de atención y desde los escenarios ver realizado su valor. ¿Te has puesto a pensar que buscas audiencia hasta en tus relaciones interpersonales? no fue tu culpa, así te enseñaron, es producto de lo que sabes hacer.
o bien fue una letra en el abecedario, aquella entre la “i” y la “k” que te mostró que las piezas también se mueven en el tablero del sentir.

¿Así se verá la banalidad del mal que Arendt afirma? “La capacidad de pensar se anula y se cree que no hay nada mal en lo que se hace, pero aún así se sigue haciendo”. Como Adolf Eichmann, solo perdiste la capacidad de pensar y evaluar la consecuencia moral de tus acciones, no eres malvado, quizás solamente dejaste la capacidad más humana: la de reflexionar.

Nunca pensé llegar a ser consciente de ello, pero como Sansa Stark “aprendo despacio, pero aprendo”. Para esto se viven los milagros y desastres que devienen en nuestras vidas, de esas vivencias efímeras que te dan una lección perpetua.

Un último deber saltó a mi mente, nuevo y fresco.
casi como algo que no sabía ejercer, me logré elegir.
entre tanta posibilidad que mi sobrepensar crea, logré hacerlo, aquí estoy prefiriéndo(me)

Es un estandarte de paz, izo la bandera blanca y me retiro.
dejo la butaca vacía para quiénes sí están dispuestes a gastar esa energía. Competir, no se hizo para mí, soy mil y un veces menos neoliberal y subversivo que todos ustedes.
sabré olvidar, alejarme de tu nombre y abandonar mi artillería (Silvana Estrada 2018).

Lástima o aprendizaje que todavía no lo entiendas, pero ahora yo sí lo hago y me hago cargo de la irresponsabilidad quizás mía, quizás tuya, pero ojalá ella no tope con más personas. Ninguna otra lágrima que no sean las mías ablandarán mi corazón y otra vez el narcisismo de tu clan no topará con mis palabras.

Desde marzo estoy en duelo, con este texto cierro un episodio que como en la canción de Silvana es tanto un milagro como un desastre. En este texto plasmo su nombre porque nombrarlo siempre será el primer paso para hacer consciente el dolor (gracias a mi amiga Gene que me lo dijo). Hoy comienzo a soltar tu nombre y todo lo que había atrás, pero sin prometer un retorno a él.

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