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No voy al “Pride” *

No voy al Pride en San José, no voy a marchar allá.

La primera vez que lo hice fue en Puntarenas, porque sentía que me era necesario marchar aquí y dejarle claro a la gente del puerto que el amor también se siente en muchos colores. No allá, donde cada color se lo apropia las empresas y si enciendes el televisor, observamos como ahora “toda la gente entiende”.

Me repugna verme utilizado como una mercancía, verme validado solo en junio y no en todo el resto del año, me jode muchísimo que jueguen con nuestros derechos y para el Estado sea una simple moneda de cambio. Abro mi Instagram y cada anuncio, promoción, descuentos y regalías tienen nuestros colores como adornos de su hipócrita y falsa tolerancia.

Me rehúso a ser objeto de sus deseos individuales de almacenar capital, me provoca rabia ver más una “G” que todo el resto de nuestra diversidad, porque fueron mujeres trans como Marsha P. Johnson y Silvia Rivera, más muchas lesbianas, las que hicieron posible que saliéramos sin miedo al menos un día al año.

No me gusta verme en estrategias políticas, en políticas de empresas, ni en lugares solo para “nosotrxs”, ya que quiero que se me respete porque existo, porque no soy una moda, porque no soy un producto, porque no soy un/una o une modelo de Calvin Klein, sé que puede sonar chocante, porque amo la necesidad de posicionar nuestra existencia política para hacernos visibles pero ¿Por qué? ¿Por qué se nos usa así? ¿Por qué simplemente no aceptan que aquí estamos, que aquí estuvimos y que aquí estaremos?

Acepten que somos marikones con “k”: Marikón porque ni el sistema ha sido capaz de encerrar a todxs en una sola definición, marikón porque los horizontes y las vidas de las gentes no se han podido almacenar en un rótulo más. Marikas porque algunxs no encerramos la identidad, los sentimientos ni los deseos en genitalidades absurdas.

Marikones porque nunca podrán delimitar tan masivas expresiones y pensamientos en simples palabras. Porque sabemos que solo se vive con cuerpos, sentimientos, placeres. Que nunca podrán ponerle un nombre en la ya casi sin vida Real Academia Española. No quiero que la mano invisible del mercado me use perversamente, durante ese día, ese mes, si acaso, en que todo se pinta color unicornio millenial.

*Este poema forma parte de una Antología LGBTIQ+ titulada “Voces Feroces: entre palabras osadas y páginas ilustradas” es una publicación de la Alianza Empresarial para el Desarrollo (AED) como capítulo local de Pride Connection Costa Rica. Se trata de una antología de textos literarios en diferentes formatos escritos por 27 personas LGBTIQ+ entre los 15 y los 59 años e ilustrados por 8 artistas visuales LGBTIQ+.

#Diversidad #LGBTIQ+

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