A la nada
(nunca al todo)
hacia un mundo sin fin
ha nacido:
el vértigo sentido
del niño escondido.
“para una vida de vacío,
donde solo habite el destino”
recitaría un joven perdido.
de mil y un caminos,
ahora el joven niño
habría escogido:
un caminar distante a su pensar,
que lo hiciera contemplar
el universo de la majestad.
esta es, pues,
la procedencia
de su antecedencia.
¿qué si lo sabe?
no lo sé...
¿qué si lo sé?
sé que no también...
en medio del montón
sobresale, la monótona
sensación
de querer acabar
con el dolor:
¡Si es que en vida morimos!
para en muerte, vivir.
es lo natural,
la nada emocional
de un humano buscando
gracia en la totalidad.
a la nada le llega el todo...
me susurra:
“porqué te has anidado,
sin haberte cansado,
en el soñar exhausto
de la prosa y su tacto.”
