Caricamento in corso...

Otoño

Y este poema no acaba, no, este poema no termina, porque seguir siendo escrito equivale seguir intentando, a seguir en la patética lucha que me he auto impuesto, a seguir rasgando mi epidermis hasta que se me salgan las uñas y con su seviciosa infección contaminarme, equivale a seguir pensándola, seguir sintiéndola en los rincones y aristas de esta cacofonía mental, siempre voraz, siempre abrumadora, equivale a sentir cómo su presencia me inunda, cómo desborda mis paredes y ventanas y se escurre, se escurre sofocando plegarias demoniacas, gritos angelicales, demonios clementes y ángeles autorreferentes, se amontona y se fuga, asfixiando y empujando, desmembrando gentilmente, es sinónimo inaudito de encontrarla en cada nube sinuosa, cada macabra gota, cada árbol maldito, cada terrible, triste y moribunda hoja de este otoño inmarcesible, a gestar en mi el nerviosismo, la espera titilante y me muestra cómo una ingenua existencia se deja seducir por una belleza general, indeterminada y difuminada, cómo su ternura etérea cae en la infamia de la calidez taciturna.
Seguir escribiendo es intentar y soñar de alguna manera desesperada de terminar incinerado, piel deslizándose derretida, licuada entre mi carne, excretándola de cada sangrienta grieta chamuscada y que me vaya disociando de esta pugna irrefrenablemente risible, porque mi situación es hilarante, (mientras la infección fagocita mi médula) fundirme en el fuego que me apantalla de hablarle.
Seguir escribiendo equivale a invocar mi pútrida desgracia, a perforar mi cuerpo, a hacerme vomitar, escupir y exhumar las arañas venenosas crepitantes, los ciempiés degollados vibrantes, las criaturas tortuosas y enfermas que me habitan, y que con su andar revelan irrevocablemente su alienación con lo humano, y de igual manera seguir gastando tinta es también ahogar mi corazón en metales densos que apaciguan de manera insensible su iracunda búsqueda, cerrar el cascarón a toda herida, toda perforación que decae y se manifiesta como amputación viril, toda depredación desmedida a mi descorroido y putrefacto interior, a todo desangro de sus débiles órganos, a todo malicioso tejido de proceder crepuscular, e intentar no ver a aquella luna sangrienta, que con sus lágrimas fatales guía a los cuervos desde sus dedos negros de luna maldita hacia mis entrañas con ansias de Apocalipsis, aquella esperanza quebradiza de sonrisa anónima, tan secreta, tan escandalosamente dulce y meliflua que logra contagiarme alegre pesar y que engaña sin engañar, que seduce en un acuerdo ocultamente mutuo, que entristece en la soledad del cuarto, pero no, debo intentar no ver aquella esencia floral de otoño ensimismante, no ver, por ejemplo, esas perlitas de piedra felina, que curiosas perfilan mi incomodidad, pues no sé que hacer cuando me hacen sonreír
Pero las veo

Y las disfruto con culpa y rencor
Porque seguir escribiendo es al mismo tiempo buscarte, a verte y llorar en la distancia
Y verte equivale a usarte en mi piel y colorear mi mundo de dolor ajeno, a quererte solo para mí, y perderte en el silencio de mi plan y mi praxis, en aquel pozo de vivencia estoica pero delicada, verte es enterarme de cuán débil (más débil que antes) puede ser esta agrupación de celdas vivas en su búsqueda de compartir su hermetismo, su soledad desfigurada, tramitada.
Verte es entender que no me miras de vuelta

Y que las perlitas desmenuzan, degollan a gusto.
Seguiré escribiendo, pues es la única forma que tengo de olvidarme de hablarte, es la única forma que tengo de contenerme de buscarte realmente y desconectarme de creer que te quiero, porque tus pisadas me sofocan, me asfixian y me quiebran en éxtasis melancólico
Y te agradezco, agradezco

Si

Gracias

Muchas gracias
Porque escribir y tú son las únicas cosas que me hacen sentir vivo, existente, o al menos a gusto
Y este otoño me ayuda, con su frío cálidamente triste a cerrar un poco más mis ojos y desenfocarte

Y así seguir bañándome en los pozos de tristeza estancada que exploro con tu nombre en la comisura de mis labios
Y me tendré que contentar con escribir
Porque no estaré junto a ti
No tengo valor
Solo me queda tinta para llenar páginas.
Páginas y páginas de nuestro desencuentro

Me da miedo

Me da escalofríos pensar que me siento, que te siento así porque mi existencia lo necesita

Y acostado en esta cama arrugada por mi historia, me relaciono contigo, para poder encontrar esa razón que me mantiene así

Y poder buscarte realmente
Para que las próximas páginas que escriba sean de nuestro encuentro, páginas y páginas de nuestro encuentro silencioso, donde las pieles exaltaban cariño y mis ojos, en sus juegos secretos te decían, “por fin me ves”.

Piaciuto o affrontato da...
Altre opere di Vicente Maturana Gálvez ...



Top