#poesía
Todos llorando por lo malo del mundo, como si no hubieran visto ni un gramo, de maldad. Y yo, sonrisa en mi cara,
¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
Así como no todo aquello que mide la hora es un reloj, no todo aquel
Desde que desperté, me dediqué a desear dibujarla despierta y desnuda: danzando decidida
Detrás de esta sudadera desgastada y deshilachada guardo este acariciado, áspero y moribundo mundo. Detrás de esta cara de charlatán
Algunos se van a desilusionar, otros pensarán que es mentira, cuando les diga que lo que tiene valor en la vida no se puede patentar.
El bus veinte va como si no quisiera llegar al final.
Mientras tanto, la gente intenta descubrir una forma de cubrir su carne desnuda que no se diluya
No te preocupes, deja que la vida ocurra como ocurre la vida misma: orgánicamente.
La nueva normalidad solo dejará de ser nueva cuando vuelva a ser normal.
No hay momento más letal que cuando la tóxica quemazón de la decepción se te hace familiar.
Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña
No te dejes engañar: las sonrisas de verdad pueden atravesar hasta las mascarillas más opacas.
Mientras tanto, el eco de aquel beso inesperado resonaba en mi cabeza.
Uno mendiga, muchos mirando el móvil: falta compasión.