Todos llorando por lo malo del mundo, como si no hubieran visto ni un gramo, de maldad. Y yo, sonrisa en mi cara,
Vístete fuego, viste té y hierba en el pelo: arriba el cielo, abajo el trigo
Mientras el otoño llega y las hojas se tornan amarillo, yo me torno carajillo y me bebo,
La procesión va por dentro, no por teatro.
Las canas son sabiduría que se desborda.
El burdo burdel de El Llano ya no ofrece masajes a cuatro manos.
Nunca fue fácil enfrentarse a lo frágil: pero aquí estamos.
No sé a quién busco aquí, Padre: si lo estoy buscando a Él o me estoy buscando a mí.
Uno mendiga, muchos mirando el móvil: falta compasión.
Hijo, he aquí un hallazgo que te recomiendo no pasar de larg… ni olvidar: los humanos son bien lentos en dar… mas raudos cual rayo en recibir.
Hazlo o no lo hagas: no hay propósito alguno que te haga triunfar.
No hay momento más letal que cuando la tóxica quemazón de la decepción se te hace familiar.
Así como no todo aquello que mide la hora es un reloj, no todo aquel
No soy ningún –ista ni practico ningún –ismo: sólo soy un artista que piensa por sí mismo.
Vístete de aire, de brisa y ven a verme.