#poesía
Las tiendas cierran, las cabezas pesan: hace frío para nada.
Así como no todo aquello que mide la hora es un reloj, no todo aquel
Todos los días sonrío, o es que no lo ves: unos días al derecho, otros al revés.
Detrás de esta sudadera desgastada y deshilachada guardo este acariciado, áspero y moribundo mundo. Detrás de esta cara de charlatán
¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
Don nadie que se ha quedado con casi nadie desde que tiene memoria sabe que no hacen falta
El cuerpo que te ha tocado es el resultado de una lotería que no has jugado.
Tu sonrisa es un soplo de aire fresco. Un pliegue de origami que desorienta.
La débil dedicatoria que le dedico… para hacerlos míos se está desdibujando entre ojeras desgastadas y lírica… y se está volviendo ilegible
El mundo es infinitamente complejo… hay infinitos matices entre el bien y el mal, así como infinitos tonos entre el blanco y el negro.
Déjame que te cuente el lado oscuro del mercado: venderse a uno mismo está muy bien pagado.
Todos llorando por lo malo del mundo, como si no hubieran visto ni un gramo, de maldad. Y yo, sonrisa en mi cara,
Al final podré perecer petrificado por perder un pulso de miradas
Más vale poco si es honesto y genuino que mucho y falso.