#procesión #prosa
No te dejes engañar: las sonrisas de verdad pueden atravesar hasta las mascarillas más opacas.
El cuerpo que te ha tocado es el resultado de una lotería que no has jugado.
Hazlo aunque llueva, porque llueva o no llueva, no se hace solo.
Llevan las medias negro melancolía: como el corazón.
A veces, el fuego se enamora de todo lo que toca. En esas veces y solo en esas el destino, lejos de ser desatino, es justicia poética.
Al final podré perecer petrificado por perder un pulso de miradas
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
Sin publicidad, sé una buena persona: he aquí el secreto.
Todos llorando por lo malo del mundo, como si no hubieran visto ni un gramo, de maldad. Y yo, sonrisa en mi cara,
¿Sin ganas de vivir? Vive sin ganas. Las ganas de vivir se ganan viviendo.
Algunos se van a desilusionar, otros pensarán que es mentira, cuando les diga que lo que tiene valor en la vida no se puede patentar.
¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
Háblame de la fotogenia de la primavera de mis manos meciendo tus muslos y tus piernas
Todos los días sonrío, o es que no lo ves: unos días al derecho, otros al revés.
La débil dedicatoria que le dedico… para hacerlos míos se está desdibujando entre ojeras desgastadas y lírica… y se está volviendo ilegible