#poesía
Las tiendas cierran, las cabezas pesan: hace frío para nada.
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
Detrás de esta sudadera desgastada y deshilachada guardo este acariciado, áspero y moribundo mundo. Detrás de esta cara de charlatán
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
Uno mendiga, muchos mirando el móvil: falta compasión.
Déjame que te cuente el lado oscuro del mercado: venderse a uno mismo está muy bien pagado.
Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña
No te dejes engañar: las sonrisas de verdad pueden atravesar hasta las mascarillas más opacas.
El cuerpo que te ha tocado es el resultado de una lotería que no has jugado.
La paciencia es la damisela que más se hace esperar y nunca termina por llegar
No se echa en falta nada que sobra: como una mariposa que vuela a la pata coja.
No soy ningún –ista ni practico ningún –ismo: sólo soy un artista que piensa por sí mismo.
Todo el mundo quiere ser inmortal, pero nadie se ha molestado en leer la letra pequeña: para ser inmortal
Hazlo o no lo hagas: no hay propósito alguno que te haga triunfar.
Caído una vez, levantado otra vez más: así es la vida.