Vístete fuego, viste té y hierba en el pelo: arriba el cielo, abajo el trigo
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.
Todos llorando por lo malo del mundo, como si no hubieran visto ni un gramo, de maldad. Y yo, sonrisa en mi cara,
Qué cruel es la torre Eiffel: unos días me quiere, otros también, aunque no me lo dice.
Quien no tiene memoria necesita cicatrices. Quien no tiene historia necesita tatuajes.
Llamad a Iberdrola, es urgente, la mayor cantidad de vatios y neón la dedican a marcas registradas y carbón para niños malos
Tus demonios internos se van a eternizar hasta que veas, que para vencerlos, los hay que abrazar.
Vamos con prisa para llegar más rápido a ninguna parte.
Don nadie que se ha quedado con casi nadie desde que tiene memoria sabe que no hacen falta
Desde que desperté, me dediqué a desear dibujarla despierta y desnuda: danzando decidida
Las tiendas cierran, las cabezas pesan: hace frío para nada.
Todos los días sonrío, o es que no lo ves: unos días al derecho, otros al revés.
Larga es la historia, corta la conclusión: cada vez menos pelos en la lengua, más en el corazón.
La nueva normalidad solo dejará de ser nueva cuando vuelva a ser normal.
Nunca fue fácil enfrentarse a lo frágil: pero aquí estamos.