#poesía
Nunca fue fácil enfrentarse a lo frágil: pero aquí estamos.
Tu sonrisa es un soplo de aire fresco. Un pliegue de origami que desorienta.
Del maestro más mordaz, siempre somos aprendiz: las lecciones vitales siempre dejan cicatriz.
Así como no todo aquello que mide la hora es un reloj, no todo aquel
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
Querido, “hubos” hubo muchos pero no fueron tuyos. Pero “ahoras” sólo hay uno y te pertenece.
Tu forma de diábolo, de reloj de arena tu perfil, contra mi alma de león y mis dientes de marfil.
Mi abuela solía decir: “Gato escaldado del agua fría escapa”. A mí me gusta añadir: “Humano escaldado
Todos los días sonrío, o es que no lo ves: unos días al derecho, otros al revés.
Los ojos de Ella eran de esos que parecían poseer un pedacito de infinito
Los que más nos esforzamos en esto del vivir, te lo digo como si pudiera verlo, hemos visto a alguien dejar de hacerlo.
Vístete fuego, viste té y hierba en el pelo: arriba el cielo, abajo el trigo
Todo el mundo quiere ser inmortal, pero nadie se ha molestado en leer la letra pequeña: para ser inmortal
La débil dedicatoria que le dedico… para hacerlos míos se está desdibujando entre ojeras desgastadas y lírica… y se está volviendo ilegible
No te preocupes, deja que la vida ocurra como ocurre la vida misma: orgánicamente.