En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
Nunca fue fácil enfrentarse a lo frágil: pero aquí estamos.
No te dejes engañar: las sonrisas de verdad pueden atravesar hasta las mascarillas más opacas.
Voy a lanzarme a ver si existo: sin perdón, sin excusas, sin permiso.
A lo mejor es bueno crearse una rutina de romper la rutina diaria y marearse en la noria. A lo mejor tenemos que ser fuertes
Uno mendiga, muchos mirando el móvil: falta compasión.
Algunos se van a desilusionar, otros pensarán que es mentira, cuando les diga que lo que tiene valor en la vida no se puede patentar.
A veces, el fuego se enamora de todo lo que toca. En esas veces y solo en esas el destino, lejos de ser desatino, es justicia poética.
Viaja ligero si quieres llegar lejos: la felicidad.
¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
Mientras el otoño llega y las hojas se tornan amarillo, yo me torno carajillo y me bebo,
Así como no todo aquello que mide la hora es un reloj, no todo aquel
Cualquier domingo anónimo cojo y me atrevo a salir de casa con el nombre puesto…
Vístete de aire, de brisa y ven a verme.