#pensamiento #poesía #prosa
Las aceras siguen siendo ilegibles libros de pies cuyas páginas se revuelven al son del insomnio
Desde que desperté, me dediqué a desear dibujarla despierta y desnuda: danzando decidida
Larga es la historia, corta la conclusión: cada vez menos pelos en la lengua, más en el corazón.
No te preocupes, deja que la vida ocurra como ocurre la vida misma: orgánicamente.
Algunos se van a desilusionar, otros pensarán que es mentira, cuando les diga que lo que tiene valor en la vida no se puede patentar.
Llamad a Iberdrola, es urgente, la mayor cantidad de vatios y neón la dedican a marcas registradas y carbón para niños malos
¿Sin ganas de vivir? Vive sin ganas. Las ganas de vivir se ganan viviendo.
He aquí un hombre que se murió sin miedo a mirarse por dentro.
La débil dedicatoria que le dedico… para hacerlos míos se está desdibujando entre ojeras desgastadas y lírica… y se está volviendo ilegible
La procesión va por dentro, no por teatro.
Todos llorando por lo malo del mundo, como si no hubieran visto ni un gramo, de maldad. Y yo, sonrisa en mi cara,
Desde pequeñito crecí igualito que un camaleón: un ojo en el presente –que es buen… otro en el pasado –que fue mejor–.
No te dejes engañar: las sonrisas de verdad pueden atravesar hasta las mascarillas más opacas.
Cantar bajo la lluvia está sobrevalorado. Yo prefiero ser lluvia bailando en tu ventana: cantando en claqué
Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña