Día tras día.
El mundo es infinitamente complejo… hay infinitos matices entre el bien y el mal, así como infinitos tonos entre el blanco y el negro.
Qué cruel es la torre Eiffel: unos días me quiere, otros también, aunque no me lo dice.
Las canas son sabiduría que se desborda.
La débil dedicatoria que le dedico… para hacerlos míos se está desdibujando entre ojeras desgastadas y lírica… y se está volviendo ilegible
No soy ningún –ista ni practico ningún –ismo: sólo soy un artista que piensa por sí mismo.
Después de muchas vueltas y algún que otro tropezón, te das cuenta: no es la cabeza quien recuerda, sino el corazón.
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.
Hijo, he aquí un hallazgo que te recomiendo no pasar de larg… ni olvidar: los humanos son bien lentos en dar… mas raudos cual rayo en recibir.
Plantamos flores para cubrir las grietas en el corazón.
La procesión va por dentro, no por teatro.
Irrelevante: cuando nadas en el mar, la lluvia da igual.
Los que más nos esforzamos en esto del vivir, te lo digo como si pudiera verlo, hemos visto a alguien dejar de hacerlo.
Más vale poco si es honesto y genuino que mucho y falso.
Tu forma de diábolo, de reloj de arena tu perfil, contra mi alma de león y mis dientes de marfil.
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.