No se echa en falta nada que sobra: como una mariposa que vuela a la pata coja.
La débil dedicatoria que le dedico… para hacerlos míos se está desdibujando entre ojeras desgastadas y lírica… y se está volviendo ilegible
Déjame que te cuente el lado oscuro del mercado: venderse a uno mismo está muy bien pagado.
Vamos con prisa para llegar más rápido a ninguna parte.
Los que más nos esforzamos en esto del vivir, te lo digo como si pudiera verlo, hemos visto a alguien dejar de hacerlo.
Se oye un sepelio por los muertos por dentro: vida sin ganas.
La nueva normalidad solo dejará de ser nueva cuando vuelva a ser normal.
Caído una vez, levantado otra vez más: así es la vida.
Todos llorando por lo malo del mundo, como si no hubieran visto ni un gramo, de maldad. Y yo, sonrisa en mi cara,
¿Qué se supone que debe uno pensar si cuesta más leer y aprender de los fallos de los demás que beber y cometer los propios?
Hazlo aunque llueva, porque llueva o no llueva, no se hace solo.
La procesión va por dentro, no por teatro.
Llevan las medias negro melancolía: como el corazón.
La atracción de la luna siempre me pareció aterradoramente atractiva: como una buena mujer.
Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña