Cargando...

Olvidarte

Esa tarde pedí permiso en mi nuevo trabajo y tomé un taxi al aeropuerto lo más rápido que pude. Alcancé a llegar, todavía faltaba poco más de una hora para que tuvieras que pasar a la sala de espera, teníamos tiempo, pero tú no me esperaste.

No quisiste decirme adiós, ni aquel enero, ni el mes anterior a ese. No dijiste nada.

Yo quería, yo necesitaba despedirme. Volaste lejos en silencio, así como lo hiciste, como lo hicimos, tanto tiempo atrás con tan poca distancia de por medio.

Intenté olvidarte, no sabes cuánto.

Traté de mil maneras, busqué la forma de dejarte atrás entre el humo y las botellas, en otros cuerpos, en otras mentes, pero no pude. Aunque conseguí que tu presencia se disipara un poco, siempre encontrabas la manera de volver.

Entonces, decidí evadirte. Esquivé cuanto recuerdo aún guardaba, los transformé incluso, me convencí de que nada había pasado como yo creía. Me aseguré a mí mismo que todo había sido solo parte de una ilusa fantasía.

Te convertí en fantasma, te hice personaje. Negué la existencia de un nosotros y le di el crédito a mi distraída imaginación.

Y por más que me esforcé, todo fue en vano. Cada tanto desempolvaba la memoria y me asomaba a la orilla de nuestro abismo para hacerme la única pregunta que importa, ¿estarás bien?

[...]

7:52 pm

Han pasado siete, cuatro, dos años. Tu respuesta me arranca la tranquilidad del pecho, enciendo un cigarrillo para intentar disimular, pero se me nota.

2:03 am

Colgamos. Fue como si no hubiera pasado un solo día. Todo es diferente y nos ha pasado la vida por encima, lo sé. Pero en nuestro afán de congelar el tiempo logramos guardar algunos pedacitos para que permanezcan intactos.

[...]

Las horas al teléfono se van acumulando, lo hemos dicho todo. Ahora entiendo un poco mejor, tus razones y las mías. Ni yo estaba tan loco, ni tú mantenías la cordura.

Asumimos, cometimos el maldito error de contestar por el otro y esta noche nos venimos a enterar que no podíamos estar más equivocados. Cuando dormías sobre mis piernas y yo sobre las tuyas, lo callamos todo, miramos a otra parte, cerramos los ojos para engañarnos a nosotros mismos y nos empeñamos en ignorar lo evidente.

Hoy, con medio continente metido en la llamada te siento cada vez más cerca. Te quiero cada vez más cerca.

Procuré olvidarte, pero capaz nunca pude porque en el fondo no quería hacerlo. Porque tal vez no me di cuenta y te me anclaste tan dentro del alma, que quitarte de un lugar que reclamaste como tuyo, sería prolongar esa sensación de vacío que a veces viene y va.

Jamás entendí por qué sentirte, sentirme, como lo hago. No descubrí razones ni motivos y no sé si los hubo, si los hay.

No sé por qué me habitas de la forma en que lo haces y no quiero saberlo, solo quiero que te quedes.

La incesante conexión inexplicable que nos persigue desde siempre, está gritando sin parar. ¿Qué te parece si esta vez la escuchamos un poco?

Otras obras de David Penagos...



Top