Cargando...

Si mañana no llueve

Tardé meses en volver.

Duré semanas buscando una excusa que me diera razones suficientes, para al final darme cuenta que querer verte de nuevo es el único motivo que tengo.

Finalmente, la distancia dejó de interponerse, ahora solo debemos eludir los límites que nos pone el tiempo y aprovechar para que cada instante dure una eternidad.

Porque, aunque me gustaría decirte que me quedaré, solo tenemos unas horas para desquitarnos de todo lo que dejamos en pausa.

Así que, si mañana no llueve, pasaré por ti a la tarde cuando salgas del trabajo y caminaremos de regreso a casa disfrutando del atardecer capitalino.

Si la ciudad no entra en caos y podemos andar tranquilos sin la prisa de evitar los tiros, pararemos en el sitio que tanto te gusta y llevaremos tu tempura favorita.

Si el frío nos congela, nos detendremos un momento mientras la gente sigue de largo, te abrazaré fuerte para apretar mi mejilla contra tu frente, dejaré que pongas tus manos heladas dentro de mi camisa y buscaremos calor en el otro.

Las cervezas se irán acumulando a medida que la noche avanza y nuestra risa inunda el apartamento vacío. Hablaremos sin medir el tiempo, sin dejar nada para después y cuando lo hayamos dicho todo, entonces, será el cuerpo quien tome la palabra.

Si a la mañana todavía estás allí, sabré que logramos escapar a las ataduras del reloj. Habremos jugado a nuestro antojo con la oportunidad de tenernos, porque no sabemos cuándo la tendremos de vuelta.

Aposté por ti y pese a que sé que perderé, quiero seguir jugando. Quiero arriesgar más, sumergirme en la constante incertidumbre de que pasaría si alguna vez llego a ganar.

No demoraré en averiguarlo.

Otras obras de David Penagos...



Top