#Españoles
El último salvavidas al que suelo agarrarme en estos casos, el teléfono, hoy tampoco me sirve.
Es lo que tiene, el amor: empiezas siendo el galán protagonista
Vencido, una vez más. Por el amor… el odio, o por la vida que no hace concesiones ni da treguas. Aquí, en la esquina de un siglo
No es que moleste en sí, pero cuesta acostumbrarse. Eso de que vayas por ahí
Enamorarse es fácil. Uno puede enamorarse —sin demasiado esfuerzo— varias veces al día, a nada
Como el viento que encuentra una rendija y se cuela en la habitación y lo desordena todo libros
No hay nada gratis. Ni siquiera lo que es gratis es gratis de verd… Siempre te lo descuentan
Mujeres como tú son las que consiguen que se declaren las guerras y que algún general
Llegan y se van sin hacer ruido —como buenos clientes—, luego el tiempo los confunde
En todas las ciudades que he pisado me ha parecido verte: un autobús que arranca y que no cojo,
Mi mujer y mi hija, estas paredes y estos libros, un puñado de amigos que me quieren —y a los que quiero de verdad—,
Tienes veinte años, tienes a la vida por el cuello a tu merced; pero no es suficiente,
Dejo el periódico sobre la barra. Enciendo un cigarrillo. Tomo
Es inútil buscarlo. Cuando menos lo esperas, aparece en un bar. Y ya nada es igual en adelante. Un día tocas los dientes de la gloria,
Te veía llegar, cruzar la puerta, darme un besazo en el morro, mirarme a los ojos