El Vuelo del Silencio
Sueño con alas que rozan la luna,
conquistando secretos en la noche oscura,
corro en campos de estrellas fugaces,
jugando entre sombras y luces tenaces.
Mi alma es ligera, sin cadenas ni pesos,
surco el vacío donde el tiempo está preso,
me evaporo en la brisa, soy humo en la altura,
subiendo a un cielo sin grietas ni amargura.
Las memorias dormidas en un baúl de cristal,
no pesan más que el polvo de un viejo portal.
Mis pies cansados buscan un sendero de paz,
pero el reloj no espera... sigue su tic-tac.
De día, persigo palabras al viento,
que riegan la vida con su dulce aliento.
De noche, me abraza la nostalgia callada,
tejiendo sueños con hilos de alborada.
En el rocío brillan pétalos de ilusión,
la mañana despierta con su claridad,
en el horizonte, la noche y el sol
se mezclan en un baile de eternidad.
La niebla se alza, perturbando mi calma,
pero soy guerrero de mi propia alma.
La locura me arropa con su manto audaz,
y en el silencio encuentro mi verdad.
No temo a la sombra ni al tiempo que huye,
mi lucha es serena, mi arma es la luz.
La paz no se esconde... en mi pecho construye
un refugio de estrellas, lejos de la cruz.
Libre como el vuelo de un pájaro en el alba,
mis sueños no tienen fronteras ni salvas.
La vida es un verso que el viento me enseñó:
“Ser loco es saberse dueño de su canción”.
—Luis Barreda/LAB