En la fría madrugada,
resbalan por la noche,
gotas de agua clara,
tiernas y sin reproches,
como ecos de tu mirada.
El frío va calando mis huesos,
te sigo buscando y no te encuentro,
la humedad empaña mis recuerdos,
y llega el fin de este cuento.
Tiembla en mi ser toda esta niebla,
no hay razón para que desaparezca,
¿Acaso podrían mis ojos,
aprender a ver sin ella?