Asomado a la ventana,
miro respirar la pradera,
y como el calor de la mañana,
roba el rocío a las abejas,
miro a la aurora despedir el ocaso,
mientras vuelven las aves de paso.
A ti te miro entera,
de ti quiero todo,
quiero tu esencia,
que cada noche sea la primera,
recitar más de mil versos,
y decir en todos que te quiero.
No es el sol de la mañana,
sino el calor de tus miradas,
el que abrasa las distancias,
y da sentido a mis palabras.
No será mi corazón,
serán mis ojos,
los que brillen al despertar,
los que griten en silencio,
que eres toda mía.