A mi modo
Todos los días te recuerdo, eres ese rayo de sol que siempre me da en la cara cuando miro hacia el cielo, que si prestas la suficiente atención siempre está ahí vayas a donde vayas, aunque no haga ruido.
Hay muchas cosas donde puedo ver tu reflejo, paisajes donde puedo olerte con los ojos cerrados, perfumes que me hacen saborearme tus dulces labios, platillos que tienen el tono de tu voz en cada bocado, canciones donde siento en la piel los besos que me dabas, y abrazos donde encuentro tu mirada de regreso.
Te extraño tanto como me dueles, te extraño porque me encantaba la forma de pasar el tiempo juntos, disfrutarnos y aprendernos cada día, pero me dueles porque aprender a amarte de diferente forma es un camino lento lleno de dolor y amargura.
El día de hoy te extraño especialmente más, hoy es uno de esos días donde el desvelo, el cansancio y el hambre que deja el hospital me hicieran añorar uno solo de tus abrazos y uno de tus cálidos besos, pero en vez de eso me encuentro con la triste noticia de que ya no dispongo de la ambrosía de tu cercanía. Y ahí fue donde entendí todo... hasta hoy pude sentir en carne propia lo que se siente extrañarte tanto y no encontrarte en el cielo nocturno que tengo al cerrar mis ojos.
Que nunca te diga nada no significa que no sienta que estoy perdido después de perderte, o que siento que me hace falta una partecita de mi alma.
Te amo, la verdad eso siempre ha sido así, y yo soy alguien que cree que nunca se deja de amar a una persona, solo se ama de diferente manera, por lo que lo seguiré haciendo por el resto de los días, al menos a mi modo.
