La vida se bebe a sorbos breves: como un buen vino.
Al final podré perecer petrificado por perder un pulso de miradas
Uno mendiga, muchos mirando el móvil: falta compasión.
Después de muchas vueltas y algún que otro tropezón, te das cuenta: no es la cabeza quien recuerda, sino el corazón.
Quien no tiene memoria necesita cicatrices. Quien no tiene historia necesita tatuajes.
Larga es la historia, corta la conclusión: cada vez menos pelos en la lengua, más en el corazón.
Todos los días sonrío, o es que no lo ves: unos días al derecho, otros al revés.
La débil dedicatoria que le dedico… para hacerlos míos se está desdibujando entre ojeras desgastadas y lírica… y se está volviendo ilegible
Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña
Las canas son sabiduría que se desborda.
Pájaro nunca voló: le dijeron que no podría y se lo creyó.
En efecto, yo –como cualquier elemento– lluevo lo que llevo por dentro. De hecho,
Sin publicidad, sé una buena persona: he aquí el secreto.
Querido, “hubos” hubo muchos pero no fueron tuyos. Pero “ahoras” sólo hay uno y te pertenece.
Fuimos los perfectos políglotas: yo te hablaba en cristiano, tú me callabas en francés.